El grano hace dieta

Los productores no encuentran mucho atractivo para proseguir cultivando cereales en la Región de Murcia, donde su desempeño es dos o tres veces inferior al de las principales zonas cerealistas del país, en Castilla y León, Castilla-La Mancha y Andalucía. Aquí, el agua que reciben estos cultivos es más escasa, lo que disminuye su rentabilidad y les da peores expectativas ante los cambios climáticos ahora vistos. La proliferación de almendros, considerablemente más productivo así como dura en condiciones de escasez de agua, deja a los cereales con una sola letra en el catálogo agrícola regional: su valor ecológico.

Por el momento, los cereales prosiguen ocupando un territorio destacable: casi lo mismo que nuestras famosas hortalizas (unas 50.000 hectáreas) y mucho más que las igualmente enormes plantaciones de cítricos y viñedos (unas 30.000 toneladas cada una). No obstante, el bajo consumo proclamado (unas 63.000 toneladas en 2018) ubica la producción de cereales murcianos (principalmente cebada, avena, trigo y arroz) lejos de la de hortalizas, 30 ocasiones superior (mucho más de 1,8 millones de toneladas). Toneladas), lechugas (422.500), tomates (260.000), melones (220.000) e inclusive tubérculos (casi 150.000 toneladas cada un año). Por contra, sus cantidades se aproximan más a la producción de aceitunas para aceite y a la producción de uvas para vino (algo mucho más de 60.000 toneladas cada una), y no muy lejos del volumen total de albaricoques (97.000). Pero la inclinación es a la baja. En diez años, fue una pérdida de unas 15.000 hectáreas, casi el 25% de su área, y cerca de un tercio de toda la producción (de las más de 93.000 toneladas conseguidas en 2007, se redujo a solo 63.000 en 2018).

Este descenso “está directamente relacionado con la baja rentabilidad del ámbito, por una parte gracias a la baja producción, la falta de lluvias y por otro lado a los bajos costes de los cereales en el mercado que se congelaron hace 20 años”. , enseña el vicepresidente de la organización agraria COAG de la Zona de Murcia, así como un productor de cereales, José Miguel Marín. “Con esta situación se están convirtiendo suelos áridos en cultivo de almendro, que, con nuevas variedades y precios atractivos, mueven el grano”.

Frente a una previsión de “sequías más profundas y persistentes”, añade el experto, el cereal murciano no tiene muchas ocasiones de mantenerse en el mercado, especialmente cuando todavía no se han producido novedosas variedades, haciéndolas mucho más resistentes a los cambios aguardados. . tiempo increíble. “Hasta el momento las pruebas realizadas no han tenido éxito”, afirma Marín.

En este contexto de dificultades, “proseguirá perdiendo peso en la agricultura de la región”, predice, principalmente en la zona Nordoeste, con lo que el representante agrario cree “que se le debe respaldar para que no desaparezca, pues juega”. un papel importante. papel para el medio ambiente ”, por su papel como conservador de suelos en áreas que podrían perder cerca de 25 toneladas por hectárea al año sin cereales, y por su capacidad para preservar especies, en especial aves esteparias. [PAC] deberá asignar recursos económicos a fin de que los profesionales del sector no abandonen la actividad.

Fuente La Verdad de Murcia

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