Jesús López Baquero: “La superficie agraria asegurada ha aumentado un 17% en un año”

Entre las anomalías de la salud recurrentes que azotan al campo agrícola cada temporada, como los goteos fríos, el granizo y la sequía, la pandemia de la que aún no hemos salido ha desaparecido en 2020. El nuevo ataque no afectará al seguro en sí, pero cambiará la forma en que se presta el servicio. El encargado de Agroseguro para la Zona de Murcia, Jesús López Baquero, hace balance de un ejercicio único.

-La pandemia no fue un peligro muy apreciado. Con un año de experiencia que tuvimos con él, ¿cree que esa experiencia cambiará la póliza de seguro tal como está desarrollada? ¿Se crearán nuevas líneas de seguros que tengan presente esta clase de peligros?

-Es cierto que la pandemia es una realidad que ha cambiado el día a día de todos nosotros y evidentemente de Agroseguro. Como tantas otras compañías, teníamos que irnos a casa durante la noche, pero al tiempo continuar brindando exactamente el mismo servicio y calidad: ocupándonos de la producción, gestionando la política y tramitando las protestas. Pudimos hacer esto merced al esfuerzo de digitalización de los últimos tiempos y en especial gracias a la aceleración del año pasado debido a la reducción. El seguro no cambió como producto de la pandemia puesto que los riesgos de fabricación y climáticos no cambiaron, y el seguro no cambiará con Covid-19, aunque el servicio se ha transformado: más digitalización, comunicación por ‘correo electrónico’ y SMS, monitoreo a distancia. .. Estos son cambios que indudablemente van a ser permanentes. En este sentido, es conveniente llamar la atención sobre la adaptación de la red de evaluadores a los cambios que se hayan producido.

– ¿Cambió nuestra percepción del riesgo con el inicio de la pandemia?

-El ámbito primario siempre tuvo una percepción de peligro. En casa, lamentablemente, somos muy siendo conscientes de los efectos que provocan la sequía, las heladas de la mala temporada, el granizo, DANA … pero la pandemia nos ha llenado de indecisión, es un nuevo elemento de preocupación. Y después nos hemos proporcionado cuenta de que los seguros agrícolas ofrecían seguridad. Es un sistema sólido y estable que ha permitido abordar, por lo menos, una incomodidad: si el clima no es bueno, el seguro garantiza el futuro de la operación.

-¿Qué estamos haciendo para poder hacer en frente de los riesgos que, según los especialistas, aumentan con el calentamiento global (DANA, sequía, etcétera.) desde el ámbito asegurador?

-Recuerda que estos peligros están incluidos en las coberturas del seguro agropecuario. El sistema de seguros es muy participativo. La evolución de las líneas de seguros se estudia en las comisiones territoriales, que son ordenadas por la Consejería de Agricultura de cada comunidad autónoma. Participa en estos encuentros [la Entidad Estatal de Seguros Agrarios] Enesa, que pertenece al Ministerio de Agricultura; el Consorcio de Compensación de Seguros; organizaciones agrícolas; cooperativas; exportadores; etc., y desde nuestro lugar, que representamos a las empresas aseguradoras. Asimismo es habitual la demanda de estudios por parte de especialistas en centros de investigación y universidades. Al fin y al cabo, hablamos de adecuar y mejorar el seguro agrario, por una parte, para garantizar su efectividad y, por otro, para seguir asegurando la seguridad del sistema. El seguro agrícola de vida, es una herramienta de optimización y ajuste continuo.

-¿Cómo fue el último ejercicio económico del ámbito asegurador en el sector agrario regional? ¿Cuáles fueron los primordiales accidentes?

– Desde el punto de vista asegurador, fue un año de desarrollo. El número de pólizas superó las 9.200, un 4% más que el año previo. La producción asegurada alcanzó 1,7 millones de toneladas, un 20% mucho más que en 2019, gracias al crecimiento de todas las hortalizas y cítricos. Además, otras producciones escenciales de la región, como árboles frutales y uva de mesa, asimismo aumentaron entre un 3% y un 4%. Asimismo tenemos mucho más de 2,1 millones de animales asegurados, que también está medrando.

– ¿Qué subsectores se vieron más damnificados por incidentes a lo largo del pasado ejercicio?

– Todo este crecimiento asegurador al que nos referimos ha ayudado al sector primario a liquidar siniestros, por valor de más de 70 millones de euros, con especial incidencia en frutas y cítricos, con una compensación de prácticamente 50 millones de euros entre los dos cultivos. Hortalizas, por su parte, registró una pérdida de más de 9.000.000 de euros. Si examinamos las reclamaciones de riesgo, hay que poner énfasis el granizo, que provocó daños por más de 26 millones de euros, y la cuajada mala con pérdidas de más de 12 millones de euros. Los daños causados por heladas, lluvia o viento, por su parte, se levantan a entre 5 y 8 millones de euros.

-¿Es acertado el nivel de seguros en el sector agrícola regional o hay que aumentar la cobertura?

– Los niveles de ejecución son positivos y el impulso del año pasado en cítricos, hortalizas o árboles frutales ha contribuido a un incremento del nivel de seguridad general. La área asegurada medró un 17% a mucho más de 110.000 hectáreas. Son números buenísimos, y si logra proseguir creciendo de este modo, de forma organizada y paulatina, va a ser una buena nueva para todos.

-¿De qué forma está previsto este año?

-Con la incertidumbre, como todos los años, de la forma en que vive el sector. Pero con entusiasmo, altos estándares y trabajo duro. El comienzo del año fue complicado, con tormentas, granizo, viento … y aguardamos eludir la sequía que es demasiado común en nuestros países. La cosecha de 2020 fue en general excelente y esperamos que se repita este año. Esperamos que allí donde aparezca el granizo o el viento tengamos la posibilidad colocar nuestro grano de arena de Agroseguro para continuar asegurando el futuro del campo primario murciano y continuar siendo el huerto de España y una gran parte de la Unión Europea.