Durante los períodos más calurosos del verano, es singularmente esencial explotar al límite cada gota de agua. Con tanta información disponible, puede ser difícil dividir la verdad de la ficción. Aquí hay cinco mitos recurrentes sobre el riego:
Aunque la recomendación de “pulgada a la semana” con frecuencia se cita como norma establecida, la verdad es que las plantas cambian ampliamente en sus necesidades de agua. Las plantas jóvenes y los nuevos trasplantes tienen un sistema de raíces limitado y necesitan un suministro constante de humedad, por lo que es posible que precisen riego períodico cuando el clima es soleado y cálido. Por otro lado, los árboles y arbustos establecidos tienen la posibilidad de necesitar agua agregada solo a lo largo de periodos de sequía prolongada, puesto que tienen un sistema de raíces más riguroso. La cantidad de agua que necesita una planta depende de varios causantes, incluido el género de planta, la etapa de crecimiento, el género de suelo, las condiciones climáticas y la temporada del año.
La mejor manera de regar la mayoría de las plantas es aplicar lo suficiente para humedecer todo el sistema de raíces de la planta y después dejar que la tierra se seque poco antes de volver a regar. Coloque agua poco a poco a fin de que sea absorbida por el suelo en vez de dejar que se escurra; una manguera de inmersión es ideal. Evite el riego rápido a diario, lo que fomenta que las raíces crezcan cerca de la área del suelo, donde son atacables a la sequedad.
En lugar de depender de un horario, puede regar las plantas cuando las precisen. (A propósito, ¿cómo sabe que aplicó una pulgada de agua con una manguera de inmersión?)
Sí, marchitarse es una señal de que las hojas no reiben bastante humedad, pero eso no significa siempre que el suelo esté seco. Cualquier cosa que dañe las raíces de las plantas puede hacer que se marchiten.
Las raíces de las plantas necesitan un suministro razonablemente constante de aire y agua. Poca agua y las raíces mueren por carecer de humedad. Mucha agua y los espacios entre las partículas del suelo se llenan de agua, sofocando las raíces. Las dos ocasiones reducen la capacidad de una planta para regar los tallos y las hojas con bastante agua, lo que provoca el marchitamiento. Las anomalías de la salud de las raíces, el daño físico (como modificar las raíces a lo largo del deshierbe) y los insectos del suelo tienen la posibilidad de dañar las raíces hasta tal punto que no pueden hidratar completamente la planta.
El daño del tallo también puede ocasionar marchitez. Ciertas enfermedades y también insectos (especialmente los barrenadores) previenen la distribución del agua por toda la planta, ocasionando una sección o la totalidad se marchite.
La única forma de entender si la falta de agua está causando el marchitamiento es verificando la humedad del suelo.
Hay buenas razones para no regar el jardín en una tarde soleada, pero ocasionar quemaduras en las hojas no es una de ellas. El mito de que las gotas de agua actúan como lupas diminutas y queman las hojas de las plantas es infundado, y cualquier persona que haya visto salir el sol después de una lluvia torrencial de verano sabe que el agua se evapora de forma rápida.
El daño de las hojas puede ser causado por una pluralidad de cosas, que incluyen:
– demasiada o muy poca humedad del suelo – estiércol quemado por fertilizante mal diluido – problemas de insectos o anomalías de la salud – condiciones climáticas como viento o heladas
Trate de no regar en las tardes soleadas para minimizar la cantidad de humedad que se pierde por evaporación, pero no se preocupe por quemar las hojas.
Generalmente, es mejor utilizar agua de forma directa al suelo alrededor de las plantas, en lugar de rociar. Se pierde menos agua por evaporación, especialmente en días calurosos y radiantes. El follaje permanece seco, minimizando los inconvenientes de patologías.
Pero hay oportunidades en las que se precisa una ducha suspendida. En climas secos y ventosos, se puede amontonar una fina capa de polvo en las hojas, lo que reduce la aptitud de las plantas para realizar la fotosíntesis de manera eficiente. Algunos insectos, incluidos los pulgones y los ácaros, se tienen la posibilidad de controlar simplemente regando de las plantas. Para finalizar, las plantas con agobio por calor que se han marchitado aun con raíces húmedas pueden beneficiarse de un baño refrescante; el efecto no dura mucho en un día soleado, pero puede proporcionar cierto alivio.
El riego aéreo no es el mucho más eficiente en términos de conservación del agua, pero hay oportunidades en las que es necesario.
Muchas plantas jóvenes de Echinacea, Sedum y Black-eyed Susan perecieron pues estas plantas “tolerantes a la sequía” no recibieron bastante agua en el momento de la siembra y a lo largo de su primera temporada de desarrollo.
Cuando instala una nueva maceta, las raíces se limitan a la manera de la maceta. Las plantas necesitan un suministro constante de agua durante la primera temporada de crecimiento, hasta el momento en que sus raíces broten en el suelo circundante. Riéguelos como lo haría con las flores anuales de la primera temporada. Durante la segunda y subsiguientes temporadas de crecimiento, las plantas tolerantes a la sequía pueden necesitar solo agua adicional durante períodos de sequía prolongada. Sin embargo, tenga presente que el hecho de que una planta sea condescendiente a la sequía no quiere decir que no va a funcionar mejor con un suministro regular de humedad.